domingo, 15 de febrero de 2009

4 paredes



Está bien, admito que el título no dice mucho... Pero es eso, así es como me siento...

Encerrada.

Y lo peor es que no son paredes físicas, que a unas malas puedes echar abajo con la suficiente carga de dinamita...

Son paredes mentales, de las que sólo se superan a golpes de voluntad...

Por desgracia para mí, llegué tarde al reparto de ganas...

Supongo que muchísima gente se habrá encontrado en esta situación, de soledad, de agobio...

Es como si me fuese asfixiando lentamente sin saber siquiera dónde.

¿Qué pasa con el amor que no termina de salir del cuerpo?
Ése que tienes en la mente pero que no dejas que escape de ahí.
Ése que llega a pesarte con un ancla al cuello.
El tipo de amor que te ilusiona, que te envuelve y que, sin embargo, hundes en la oscuridad más silenciosa de tu alma...

Ese "casi amor" que no llega a amor porque nadie lo siente.

Esa sensación de vértigo callado cuando el objetivo cruza una mirada contigo.

Y así ando, encerrada en mi propia burbuja.
Sin poder salir.

A menudo me pregunto si algún día tendré valor para mirarme a mí misma y decirme
"Arcu, esto has sido, es hora de cambiar. Empieza a despegarte de ella"

Normalmente la respuesta es negativa, lo siento por mí.

Hace unos días un amigo me dio la razón más pesada que me pueden dar para que deje de desvivirme por ella:
"Arcu, ella tiene ya una vida hecha.... Ahora tienes que hacer tú la tuya"



Pero, ¿qué pasa cuando el único momento del día, en el que realmente sientes que estás viva, es el instante en el que ella te sonríe y te dice cualquier chorrada sin importancia del tipo: "ça y est, point finale"?